viernes, 14 de junio de 2024

Lección Kantiana


Hola. Hoy me gustaría hablar sobre la ética kantiana, específicamente sobre cómo el marco ético kantiano puede ayudarte a dejar de malgastar tu vida y adoptar una existencia más significativa. A lo largo de este proceso, también me gustaría presentarte el Capítulo 2 de La ética de lo real de Alenka Zupančič. Este artículo simplificará la Crítica de la razón práctica de Kant para ofrecerte algunas ideas accesibles que podrían incluso caracterizarse como autoayuda. Luego, usaremos estas ideas para extrapolar algunas consecuencias y preguntas filosóficas más interesantes y abstractas.

Kant presenta una idea muy sencilla. Básicamente, dice que la mayoría de nosotros pasamos la vida desperdiciando nuestro tiempo. Muchos sentimos que nacimos para hacer algo grandioso, pero también sentimos que cada día que pasa no logramos cumplir con ello. Esencialmente, estamos persiguiendo metas vacías y gratificación instantánea. Aunque esto puede mantenernos felices y contentos hasta cierto punto, siempre existe esa sensación persistente de que no estamos haciendo lo que se supone que deberíamos estar haciendo, que solo estamos sobreviviendo.

Aquí, Kant introduce un concepto interesante que llama "Führung," que en alemán es esencialmente lo que en español se caracterizaría como un impulso. Kant dice que es la obligación de cada persona que quiere vivir una vida feliz y plena identificar su verdadero o auténtico impulso. Si puedes encontrar tu verdadero impulso, te sentirás mucho más realizado. Por ejemplo, piensa en un atleta. Un atleta está esencialmente persiguiendo un objetivo: un campeonato. Sin embargo, para lograrlo, debe pasar toda su vida enfocado en una rigurosa rutina de mantener un horario de sueño saludable, un régimen de entrenamiento y una dieta estricta. Todo debe estar afinado para servir al objetivo general.

Ahora, estrictamente hablando, el atleta puede que ni siquiera gane un campeonato. Sin embargo, para Kant, esta rutina y obsesión singular con una cosa—hacerse completamente subyugado a su causa—le proporciona verdadera satisfacción y felicidad. Kant esencialmente propone que tienes que matar a tu antiguo yo. Él es bastante literal aquí: la parte de ti que simplemente quiere pasar la vida siendo feliz y contento debe ser erradicada para hacerte radicalmente subyugado al proceso.

El argumento básico de Kant es que el proceso es más placentero y proporciona más satisfacción que cualquier otro objeto de deseo jamás podría. Dice que la mayoría de nosotros perseguimos objetos de deseo bajos, lo que él llama "Objekte des Verlangens", como comprar un coche o una casa, o ver un video, lo cual puede hacerte momentáneamente feliz pero, en última instancia, deja un vacío. En cambio, si encuentras algo a lo que puedas dedicarte completamente, algo por lo que estarías dispuesto a morir, es entonces cuando alcanzas o desbloqueas la verdadera felicidad. Paradójicamente, esta satisfacción a menudo viene al precio de un extremo malestar y autodisciplina.

Aunque en la superficie podría parecer que Kant está abrazando una cultura de esfuerzo y trabajo arduo, él está haciendo un argumento mucho más complejo e importante sobre la ética. Tradicionalmente, la ética estaba destinada a oponerse a lo patológico. El imperativo ético clásico era que no debías hacer lo que querías hacer; en cambio, debías hacer lo que tenías que hacer. Por ejemplo, podrías estar jugando videojuegos, pero en su lugar, deberías hacer tus tareas. Kant realmente invierte esto. Él pregunta, ¿qué te hará más feliz? ¿Te hará más feliz ceder a tus deseos patológicos, o te hará más feliz abrazar el proceso y encontrar algo por lo que valga la pena luchar?

Por ejemplo, incluso si jugabas videojuegos y no hacías tus tareas, probablemente no estarías muy satisfecho; tendrías una sensación persistente de culpa e insatisfacción. En cambio, si encuentras una verdadera razón o causa superior que anime tu deseo de hacer tus tareas, esta lucha te daría alegría. Un ejemplo común en el manga y el anime es el protagonista encontrando un rival, tanto un enemigo como un amigo, que lo motiva a seguir trabajando duro. Este tipo de competencia y obligación ética es lo que Kant argumenta que hace a alguien verdaderamente feliz y contento, incluso si es doloroso en el momento. Simplemente ceder a tus deseos, haciendo lo fácil, podría hacerte feliz momentáneamente pero te dejará insatisfecho.

En un marco de autoayuda simple, Kant dice que debes disciplinarte y encontrar una razón para hacer algo que te sostenga a lo largo del tiempo. Abraza la lucha y el proceso—este es tu impulso, y solo si puedes hacer esto lograrás lo que él llama un acto ético genuino, o "echtes ethisches Handeln."

Ahora, me gustaría introducir algunos elementos filosóficos más, específicamente la distinción que hace Kant entre la legalidad de un acto y su moralidad. Kant dice que si haces algo simplemente porque sabes que serás recompensado, es legal pero no necesariamente moral. Por ejemplo, un atleta que persigue un campeonato está enfocado en la recompensa, pero esto no es un acto moral. La transición que debes hacer es hacia un impulso sagrado, donde la verdadera fuente de satisfacción es el proceso en sí, no la recompensa.

Una persona verdaderamente libre no está persiguiendo resultados; se está identificando completamente con y entregándose al proceso. Un ejemplo que usa Zupančič es alguien testificando en la corte. Si testificas para ser visto como una buena persona, es patológico. Si no haces nada y dejas que una persona inocente sufra, también es patológico. La acción correcta es testificar puramente por el deber, independientemente del resultado. Esto es lo que Kant llama un "actus directus," un acto realizado por el imperativo ético en sí mismo.

Finalmente, Zupančič sostiene un punto importante: la idea clave de Kant no se trata de eliminar los deseos patológicos, sino de reconocer lo patológico dentro de lo ético. El verdadero placer y satisfacción provienen de abrazar la forma ética. Esta muerte simbólica o suicidio de los deseos patológicos por el bien de lo ético conduce a la verdadera acción moral.

Para concluir, el marco ético kantiano no es solo un mantra capitalista sobre el esfuerzo, sino también uno revolucionario. Enfatiza que debemos actuar incluso cuando nadie más lo haga. Esta realización—que tú solo debes actuar—puede inspirar cambios no solo en ti mismo sino en el mundo.

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